El Encuentro de Gustavo González y José Ponce
En las sombras previas al amanecer del 29 de noviembre de 1954, una escena digna de un thriller de ciencia ficción se desplegó en Petare, un suburbio a quince millas de la vibrante Caracas, la capital venezolana. Gustavo González, un comerciante cubano de 25 años, residente en la calle Bolivia 72 de Catia, y su asistente José Ponce, del barrio Totumos, se adentraban en la madrugada a bordo de su camioneta D.F.4-11382, modelo 1954. Su destino: La distrubuidora Schefer S. A, en busca de mercancía que se entregarían en Caracas para los mercados que abrían al amanecer
Mientras su vehículo serpenteaba por la desolada calle Bella Vista, un acceso a la zona de almacenes que rodeaba la fábrica " Nacional de Embutidos Schefer S. A.", un espectáculo insólito detuvo su avance. La calle, hasta entonces sumida en la penumbra, se vio bañada por una luz tan intensa como la del mediodía. La fuente: un objeto brillante, una esfera metálica y luminosa de entre dos y cuatro metros de diámetro, que flotaba inmóvil, bloqueando su camino.
La nave, descrita con dos tipos de aberturas laterales de casi medio metro y una cúpula en su parte superior, desafiaba toda lógica. Flotaba a apenas medio metro del suelo, sin el menor rastro de soportes, ruedas o tren de aterrizaje. Un silencio sepulcral envolvía la escena, roto solo por el motor de la camioneta.
Descripción de los Seres Extraterrestres
Gustavo González detuvo el vehículo. El asombro los mantuvo cautivos por un instante, antes de que ambos hombres descendieran, atraídos por una fuerza invisible. A unos ocho metros del enigmático objeto, González se encontró cara a cara con una figura de apenas un metro de altura.
El ser, erguido frente a la esfera, era una visión perturbadora: cubierto de un pelo rígido y oscuro, sus "manos" terminaban en cuatro garras largas y afiladas como armas. Su cabeza, redonda o quizás oculta bajo un casco esférico, carecía de orejas, boca o nariz. Sus ojos, grandes y ovalados, brillaban o reflejaban la luz de los faros de la camioneta con una intensidad felina. Parecía desnudo, salvo por una extraña prenda que recordaba un taparrabos, y descalzo.
Una extraña parálisis invadió a González, pero la superó con una determinación instintiva. Se abalanzó sobre el ser, lo aferró con la intención de arrastrarlo a la camioneta. Lo levantó del suelo, notando su sorprendente ligereza, aunque las fuentes posteriores discreparían sobre su peso exacto, oscilando entre 20 y 50 kilogramos.
Pero la pequeña criatura demostró una fuerza desproporcionada a su tamaño. Se liberó del agarre de González con un golpe brutal que lo envió rodando por el suelo. González se reincorporó, impulsado por una extraña vibración en su cuerpo, una sensación de trance que lo empujaba a continuar la lucha. El ser, con movimientos felinos, saltó hacia él. Instintivamente, González desenvainó su cuchillo de explorador, intentando apuñalarlo en el hombro. Para su horror, la hoja no penetró, deslizándose como si la criatura poseyera una "piel de rinoceronte". Fue entonces cuando González notó las manos palmeadas del ser, con sus cuatro garras afiladas buscando atraparlo.
En medio del forcejeo, dos seres más emergieron, acudiendo en ayuda del primero. Uno de los recién llegados portaba una linterna que deslumbró a González, cegándolo momentáneamente. Cuando su visión se recuperó, el objeto y sus ocupantes habían desaparecido sin dejar rastro.Mientras tanto, José Ponce, que había descendido de la camioneta detrás de González, fue testigo de una escena paralela. Vio a otro ser emerger del suelo a la derecha del camino, trepando por el terraplén, con las manos entrelazadas, llevando algo parecido a guijarros o terrones de tierra. Este nuevo ser, al ver a Ponce, saltó dos metros dentro de la esfera a través de una abertura lateral. Segundos después, reapareció con un tercer ser que sostenía un tubo largo y brillante de metal, apuntando a González. Una luz cegadora emanó del tubo. El primer ser fue devuelto a la esfera, que despegó verticalmente a gran velocidad y sin el menor ruido.
Ponce, habiendo presenciado suficiente, dio media vuelta y corrió despavorido a una comisaría cercana. Minutos después, González se unió a él, exhausto por la fatiga y el terror.
Reacción Policial y Pruebas Físicas
En el puesto de guardia, los tesoreros Manuel Moreno y E. Domínguez escucharon el relato de Gustavo González. Tras beber agua y recuperarse, el comerciante narró los hechos con una lucidez asombrosa. Los oficiales testificaron que los hombres no estaban ebrios ni mentalmente perturbados; hablaban correctamente y su relato, aunque increíble, estaba lleno de detalles que le conferían una inquietante veracidad. Se comprobó que no estaban bajo los efectos del alcohol, pero su nerviosismo era palpable, y González presentaba contusiones en el lado izquierdo del cuerpo, evidencia física de su extraordinario encuentro.
La investigación se extendió a la charcutería "Industria Nacional de Embutidos C.A.", alias "Scheper". Antonio Cherchi, el gerente, confirmó que conocía a los dos hombres, que siempre llegaban a tiempo y nunca causaban problemas. Su testimonio añadió un peso inesperado a la historia: si ellos decían haber tenido un encuentro tan perturbador, él les creía.
A mitad de la jornada, la Oficina de Prensa de la Comandancia General de la Policía de Caracas emitió un comunicado. El Mayor Jesús Antonio Yanes calificó el incidente como "sumamente singular". El diario caraqueño El Universal, convencido de la sobriedad de los testigos y la seriedad del reporte policial, publicó la historia ese mismo día, llevando el asombroso suceso a la atención pública.
A las tres de la tarde, González fue trasladado al Puesto Central de Emergencia de Esquina de Salas. El personal médico de guardia confirmó contusiones leves en el lado izquierdo de su cuerpo y le realizaron radiografías para descartar fracturas de costillas.
Testimonios de los Vecinos de Petare
Pero la historia no terminaba con los dos comerciantes. Otras voces comenzaron a emerger, tejiendo un tapiz de avistamientos y fenómenos inexplicables en la misma zona y hora.
La señorita María Antonieta Avellaneda relató haber sido despertada entre la una y las dos de la madrugada por un estruendo y un silbido, aunque en ese momento no le prestó mayor atención, ocupada en preparar un remedio para un niño enfermo.
Concepción Garrachan, residente de Petare, afirmó haber visto horas antes del encuentro un extraño artefacto luminoso sobrevolando el sur de Petare, sin emitir ruido, una visión compartida por otros acompañantes. A las dos de la madrugada, escuchó un estruendo en la calle Bella Vista.
El señor Manuel María Soria, de la avenida Sugar 31, a solo tres pasillos del lugar del incidente, se dirigía a casa en su coche de alquiler alrededor de las 2:30 a.m. cuando una potente luz iluminó su vehículo, obligándolo a detenerse. Inmediatamente, escuchó un silbido. Aceleró y se dirigió a casa, donde relató lo sucedido a su madre, Juanita Soria, quien confirmó haber escuchado algo, aunque lo atribuyó a los aviones recién adquiridos por el gobierno.
El doctor Julio Garcés, técnico de laboratorio del Hospital Pérez de León en Petare, contó que poco después de las 2:00 de la madrugada, mientras pasaba en su coche por las inmediaciones de la calle Bella Vista, escuchó un grito de terror. Se detuvo, pero no vio nada, solo escuchó gritos sin poder determinar su origen.
La señora Elsa Duderstad, desde el jardín de su casa en la calle Los Palos Grande 9, observó hacia Petare una luz muy intensa en forma de disco que se elevaba, cambiando de tonalidad, visible durante varios minutos. Su hijo Rodolfo Duderstadt reiteró categóricamente el testimonio de su madre, afirmando que lo que vieron les hizo reflexionar profundamente al enterarse del encuentro de los dos hombres por los periódicos. Ursula Wiede, sobrina de Elsa Duderstad, también fue testigo del extraño fenómeno.
Los habitantes de Los Caobos, a lo largo de la antigua línea férrea que conducía a la parte poblada de Petare, relataron que en el momento del encuentro, una luz muy brillante pasó sobre sus casas, iluminando sus habitaciones "como una estrella muy intensa".
Avelina del Paso, residente de la calle Andrés Bello, observó la llegada de varias patrullas de la Policía y la Seguridad Nacional a la zona, imponiendo orden y revisando calles y casas en busca del origen de la explosión percibida tras el paso de la luz brillante. Francisco Leal, de la calle 7, sintió la explosión al igual que sus vecinos. Varias familias enteras se alarmaron, reuniéndose en los establecimientos "Armas" y "Escobar", conversando con la policía sobre una luz azulada e intensa y un ruido extraño que todos habían escuchado.
Impacto Mediático y Repercusión Internacional
El caso de Petare trascendió las fronteras venezolanas, llegando a la ufología estadounidense a través de Lorenzen, jefe del grupo OVNI APRO, quien fue informado por un reporte enviado desde Caracas por Joseph Rolas. Se añadió que, según los periodistas, el "doctor" fue invitado posteriormente a Washington para consultar con las autoridades estadounidenses sobre los "hombrecitos" del caso. En las décadas siguientes, numerosos resúmenes breves, no exentos de confusión, aparecerían en la literatura ufológica internacional, cimentando la leyenda de un encuentro que desafió la realidad en una madrugada caraqueña.
El caso OVNI de Petare no es solo una anécdota fantástica del pasado; es un recordatorio inquietante de que, en ocasiones, lo inexplicable irrumpe en lo cotidiano sin previo aviso. Los testimonios coincidentes, las huellas físicas y la reacción institucional no permiten descartar el suceso como una simple alucinación colectiva. A más de medio siglo del incidente, el misterio sigue intacto, alimentando debates entre escépticos y creyentes, y posicionando a Petare como un punto clave en la historia de la ufología latinoamericana. Quizás nunca sepamos con certeza qué ocurrió aquella madrugada de 1954, pero una cosa es segura: quienes lo vivieron jamás volvieron a ver el mundo con los mismos ojos.
¿Crees que el caso de Petare fue un verdadero encuentro extraterrestre? Déjanos tu opinión en los comentarios y comparte este artículo con otros apasionados del misterio.
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